«En las exposiciones de Elias Crespin, los espectadores se arremolinan y, callados, observan los movimientos hipnóticos de unas inesperadas formas que se mueven y flotan y, en su danza en el espacio, encarnan la poesía. Danza y poesía en las obras del artista venezolano, un artista que se adueña del espacio y « pinta en el aire » signos con reminiscencias geométricas – líneas, superficies, volúmenes, partes de estructuras suspendidas desde el techo – que crean mundos, atrapan la mirada y liberan la mente.
Siempre únicas y invariablemente sugestivas, sus esculturas electrocinéticas se encuentran fundadas, a la vez, en la estética del movimiento y en el principio del equilibrio. Pero, a diferencia de la bicicleta de Marcel Duchamp (¿primer trabajo de arte cinético?, además de primer ready-made) accionada manualmente, de las experiencias de Naúm Gabo con esculturas dotadas de mecanismos eléctricos que parecen máquinas, de Laszlo Moholy-Nagy con sus proyecciones de sombras en la pared, de los móviles de Alexander Calder agitados por la brisa, o las piezas de Jesús Soto, que también precisan el desplaziamiento del espectador, las obras de Crespin incluyen dispositivos animados por sistemas electrónicos (hardware), controlados por tecnología de computación (software) diseñada por el proprio artista. […]
Sin duda, la apariencia de simplicidad de las esculturas electrocinéticas forma parte de su atractivo. Pero no hay nada sencillo detrás de esas oscilaciones logradas a través de la tecnología, que, curiosamente, en vez de generar frías racionalizaciones ofrecen sorprendentes conmociones que redundan en sensaciones y sentimientos. El conocimiento y la utilización del desarrollo tecnológico alcanzado por Crespin es solo un medio para el desecamiento de la poesía. Sentado frente a su monitor, Crespin trabaja arduamente para crear sus esculturas, quizá como quien imagina un orden para oponer a la anarquía de la vida, para controlar la respiración de las formas que, literalmente, penden de hilos y de su creatividad para recibir una nueva vida. Los resultados de sus extensas investigaciones no so automáticos. Vaya a saber cuánta prueba y error ocultan las graciles y logradas piezas.»
Victoria Verlichak, Coreografías geométricas
Extracto del catálogo de la exposición. Texto parecido en ArtNexus, 78, 2010
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